lunes, 24 de junio de 2013

Deseos: leves construcciones de futuro.

Me está costando escribir y, rebuscando entre borradores, me he encontrado con esto. En su momento no me convenció, pero ahora mismo, leyéndolo, he vuelto a sentirme arrastrada, ahogada y anegada.

Los remolinos de tu pelo
me arrastran,
me ahogan,
me anegan.

Pero regalas oxigeno
sin saber que para mi
es vivir,
lo regalas por tan poco
que te doy todo
que es tan poco...
que no es nada.

Me anegan y ya no son remolinos
y no todo está tan claro,
te busco y me encuentro sin saber donde estamos,
y no hay fin donde atar cabos.

Fuera razones y taparnos.
Salimos a la luz,
nos damos a la vida
nos iluminamos más de lo que pensamos;
me ahogo,
me respiras,
y naufragamos.








lunes, 3 de junio de 2013

Vacaciones, verano, playa, tiempo libre, recuerdos, recuerdos, recuerdos...

He dejado de escribir, me pesa la memoria en los dedos; y si escribo, por despiste o necesidad, en seguida borro las huellas para que nadie sepa nunca los charcos sobre los que salto y embarro. Pero sigo aquí, por si alguien echaba en falta una dosis de melancolía pegajosa.

4. Conversación

Cada vez que te hablo, otras palabras
escapan de mi boca, otras palabras.
No son mías. Proceden de otro sitio.
Me muerden en la lengua. Me hacen daño.
Tienen, como las lanzas de los héroes,
doble filo, y los labios se me rompen
a su contacto, y cada vez que surgen
de dentro -0 de muy lejos, o de nunca-,
me fluye de la boca un hilo tibio
de sangre que resbala por mi cuerpo.
Cada vez que te hablo, otras palabras
hablan por mí, como si ya no hubiese
nada mío en el mundo, nada mío
en el agotamiento interminable
de amarte y de sentirme desamado.

Luís Alberto de Cuenca