No he escrito, pero esta vez no tanto por vagancia, ni por falta de tiempo (que también la hay) si no porque me han faltado motivos. O motivación, puede ser. ¿Cómo poder conformarse con la mediocridad de tu propia creación tras haber leido a los grandes?, tras haber respirado del mismo aire de la Barcelona de postguerra (con todo tipo de sensaciones creadas con palabras maestras), tras esos artículos de opinión tan mordaces y acertados que leemos a diario, tras un sin fin de obras y autores que mi profesor de Literatura Universal me muestra como si fuera el manjar más exquisito para unos labios abidos de palabras...Pessoa, Catulo, Lord Byron, Homero, Aristófanes, Shakespeare, Marlow, Cervantes, los escritos de la Biblia,lírica galico-portuguesa...y yo que parece que no sé ni redactar un resumen debidamente. Por favor, si estás por ahí, motivación, necesito tener una charla contigo.
No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe
quién es
(Y si supiesen, ¿qué sabrían?)
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe
quién es
(Y si supiesen, ¿qué sabrían?)
(...)
Fernando Pessoa