viernes, 17 de enero de 2014

Un telegrama que quería ser crónica.

Vacaciones, ya tocaba. Vacaciones cortas para oír más tarde el despertador. Despertares con lluvia. Despertares sin prisa por salir al frío. Desayuno en compañía. Charla intrascendente. Dejar a la gata que suba y ronronee. Jugar con la perra. Perseguirla en zapatillas por toda la casa. Quedarme en pijama. Encender la chimenea. Hacer reír a papá. Bailar con mamá. Pensar que siempre recordarás esto. Hacer playbacks de Ricardo Arjona con sentimiento. Despertar a mi hermano. Dejar a la perra para asegurarme de que despierte. Cantarle a mamá su canción. Pensar que nunca podrás olvidarte de que es suya. La gata me araña. La gata busca mi mano. La dejo con el gato, al sol. Otro tronco a la chimenea. Ya hace calor. Cambio todo de sitio. Ordeno, limpio. Polvo. Libros. Cuántas mariposas por todo. Recuerdos. Cambio de canción. Tantas cosas en tan poco espacio. Una corchera abarrotada de pasado. Cambio de canción. Se escucha hip-hop de fondo. Mi hermano. Pared con pared...

Miro la televisión. A veces solo la veo. La ruta del cine. La ruta de la realidad. Política. Corrupción. Mentira. Me indigno. Me siento impotente. Con mis padres. Tratamos de entender. Nos quedamos serios. No lo decimos, no. Pensamos en el trabajo. No hay trabajo. Nunca es ahora esperando llamadas. Y miramos la televisión. Mentiras y verdades. Victimas e inocentes. Culpables y corruptos. Quiero escribirlo. Quiero escribir todo eso. Me siento impotente. Me siento ignorante. Para ellos mejor. Mejor así. Terror aliñado con morfina...

Antes de dormir. Piruetas en mi cabeza. Recuerdos. Sigue lloviendo. Mantas pesadas. Ordenador en las rodillas. Calma. Ruido de teclas y gotas. Borrón del día. Vacío en mi cama. Todos duermen. Pienso en este chico. Pienso en aquellos chicos. No veré fotos. Quiero nuevas. Quiero conocerle. De ojo a objetivo. De pantalla a memoria. Quiero hablarle de cine y poesía. Olvidar la catastrófica realidad. Unos segundos. Con los ojos cerrados. Mirando así. Mirándolo, todo.



lunes, 6 de enero de 2014

Mi tsunami emocional.

Te veo después de unos meses
y mi corazón se dispara,
me golpea con violencia,
enjaulado,
como si quisiera salir,
liberarse.
Parece que esos latidos
me encadenan al suelo
y movimientos sísmicos
invisibles
me hacen quebrar las rodillas.
Pero tranquilo,
no sabrás nada
sonreiré y hablaré;
simularé indiferencia
mientras trato de no caer
en la tentación de dejar salir
a mi corazón
que te golpee en la cara
y haga trizas todo este autocontrol.
Pero no, tranquilo,
quédate con tu paz
te la regalo toda,
fue tuya siempre
no fallo a mis promesas.
...
Me bastan 5 minutos
y ya no me tiemblan las piernas
ni el corazón
ni la rabia,
creo que ha sido un paso de gigante,
sí sí
bien hecho,
ha sido un año provechoso.


Por cierto, estoy elaborando una presentación oral para una asignatura sobre mi visión de la poesía en la actualidad, centrándome en el entorno de Internet: bloggers, vídeo-poemas, recitado etc. y estoy disfrutando como una enana, creo que 20 minutos se me va a hacer muy poco.

Buenas noches desde un pueblo con mar,
en una casa rodeada de árboles
que esperan silenciosos la embestida de la tormenta.

Me & Mrs. Jones - Billy Paul

viernes, 3 de enero de 2014

Mi vida hoy

Extraño leer por placer y con ganas, engancharme como una garrapata a las páginas, estrujarlas y sacarles todo el jugo posible hasta quedarme con esa maravillosa sensación; esa sensación indescriptible que deja un buen libro cuando te remueve por dentro, cuando lo acabas y te sientes lleno y vacío a la vez. 
Que no me hablen más de lecturas obligatorias, de clásicos de la literatura gallega ni de ensayos escritos con mala saña para perderse entre su multitud de oraciones subordinadas, construcciones coordinadas y otras artimañas.

Estos días estudio, o veo películas o algún capítulo de Mad Men.
Mi vida se reduce a ese paseo incesante entre la biblioteca y mi casa. Vivo en la agonía de leer por obligación rodeada de libros que leería por placer; me desquito viendo películas o, mejor dicho, buscando opciones que se me acumulan. Ya casi no saco fotos ni voy a la playa en bicicleta los sábados por la mañana.
Extraño el calor en las mejillas y el frío gélido en las manos mientras bajo cuestas con la mochila a la espalda; sabiendo que cuanto antes llegue, antes podré disfrutar de la tranquilidad inconfundible del sonido del mar bravo de invierno. O ir con la perra a correr por la arena hasta caer agotadas y ponerme a leer mientras duerme a mis pies.
También extraño, aunque no me está permitido, los sábados noche de películas bajo la manta y el debate posterior que la trama siempre provocaba, regalar lunas llenas y madrugar sabiendo que esperaba la cama.




Yo, en cambio, no he sabido ir a favor del viento

que muerde las esquinas de esta ciudad impía"



Como siempre, pretendo no hablar de mí pero quienquiera que sea el que lee esto hace su función de psicólogo a la perfección. Ahora agradecería que si alguien está ahí se manifieste y me ayude a aumentar mi lista de cosas pendientes con recomendaciones literarias, cinéfilas y musicales de todo tipo.






Fotos de la última vez que la bicicleta me llevó al mar