De pronto el frío entra y nuestros sueños de verano se van desmaterializando. Ahora toca pensar en lo que vendrá, de nuevo la vida organizada sujeta a horarios, de nuevo sentir que haces justo lo que debes hacer. No es tan malo, no, pero de nuevo los cambios van de la mano de un miedo incontenible a la variación de nuestros planes. Espero contar con mis paseos favoritos, adornados con bufandas kilométricas, y alguna que otra sonrisa que caldee mis fríos suspiros. Te espero a ti también, para que mentir, al calor de alguna manta o acompañado de un chocolate recordando lo que ha sido este verano.
No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo
tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto
nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa
sin embargo todavía dudo
de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía
pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro
y aunque no siempre he entendido
mis culpa y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido
y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.
Mario Benedetti (Todavía)
Lo bueno de los veranos es que siempre vuelven, así que no viene mal enámorarse de él.
ResponderEliminarUn placer pasar.
Salud.