Los remolinos de tu pelo
me arrastran,
me ahogan,
me anegan.
Pero regalas oxigeno
sin saber que para mi
es vivir,
lo regalas por tan poco
que te doy todo
que es tan poco...
que no es nada.
Me anegan y ya no son remolinos
y no todo está tan claro,
te busco y me encuentro sin saber donde estamos,
y no hay fin donde atar cabos.
Fuera razones y taparnos.
Salimos a la luz,
nos damos a la vida
nos iluminamos más de lo que pensamos;
me ahogo,
me respiras,
y naufragamos.