lunes, 3 de junio de 2013

Vacaciones, verano, playa, tiempo libre, recuerdos, recuerdos, recuerdos...

He dejado de escribir, me pesa la memoria en los dedos; y si escribo, por despiste o necesidad, en seguida borro las huellas para que nadie sepa nunca los charcos sobre los que salto y embarro. Pero sigo aquí, por si alguien echaba en falta una dosis de melancolía pegajosa.

4. Conversación

Cada vez que te hablo, otras palabras
escapan de mi boca, otras palabras.
No son mías. Proceden de otro sitio.
Me muerden en la lengua. Me hacen daño.
Tienen, como las lanzas de los héroes,
doble filo, y los labios se me rompen
a su contacto, y cada vez que surgen
de dentro -0 de muy lejos, o de nunca-,
me fluye de la boca un hilo tibio
de sangre que resbala por mi cuerpo.
Cada vez que te hablo, otras palabras
hablan por mí, como si ya no hubiese
nada mío en el mundo, nada mío
en el agotamiento interminable
de amarte y de sentirme desamado.

Luís Alberto de Cuenca

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