sábado, 12 de noviembre de 2011

Tanta lluvia que ha caído,
tan fuerte nos ha mojado
que se ha desmoronado.
Destrozado y sin entender
poco a poco hundido
nuestro castillo de arena...

  No sé de donde ha salido la esperanza, pero entre la playa y yo (pleno noviembre y botas altas), creamos una pequeña bombilla que irradia la luz necesaria para pensar en "futuro". Tras 4 días de sólo preguntas, a cada segundo, martillando la conciencia: he encontrado el silencio, no es tranquilidad, pero si una rendija para la ilusión.

  Lo "nuestro" era todo; lo nuestro eran paseos por la mañana entre sal y rocas. Era la gran respuesta. Ocupaba a menudo el lugar a mi conciencia; lo nuestro eras tú y mis ojos tras tus talones. Lo bonito de lo nuestro es que por una vez alguien era participe de mí y mis dudas, era accionista de mis curvas y sirviente de mis suplicas. Vivíamos para bebernos y bebíamos para quitarnos la sed. Lo mejor de lo nuestro eras tú.

  Ahora lo que era se ha pausado, permanece tendido de un hilo muy fino y la tormenta llegará en cualquier momento. Eres el que puede pararla o de un soplo dejarlo caer. Mientras yo, la playa y yo, pensamos en ti, sabemos que las rocas todavía nos conocen y quieren ver a mis ojos y tus pies. Pero no podemos llevarte, conoces el camino.
   Ayúdame a deshacerme de este maldito pasado y déjame hablar en presente. Me pican los ojos de mirar atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario